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Yucatán, una fosa clandestina, dos mujeres desaparecidas y la deuda de la justicia.

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Este reportaje es parte del Hub de Periodismo de Investigación de la Frontera Norte, un proyecto del International Center for Journalists en alianza con el Border Center for Journalists and Bloggers.

Por Claudia Victoria Arriaga Durán.

En 2017, se encontró en los montes del municipio de Tekax, la única fosa clandestina de la que existe un registro oficial. El desinterés de  la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán por esclarecer su origen se registró en la carpeta de investigación F2-F2/000552/2017 por el delito de homicidio.

Pasaron cinco años desde que giró el oficio para la obtención del perfil genético -toma de muestras de las osamentas-, para que envíe el estudio al laboratorio. El esclarecimiento del delito se quedó atorado entre las carpetas de un escritorio. 

Se logró conocer qué diligencias realizó la FGE a través de una solicitud de transparencia. La autoridad competente no estaba dispuesta a hablar del caso. Se averiguó que comparecieron siete personas, tres mujeres cuyas iniciales son MEACC, WADM y VDM y cuatro hombres MLG, IDM, EMDM, y VMDM.

El 24 de abril del año 2017, comparecieron el ciudadano MLG y la ciudadana MEACC. El 13 de mayo acudió dos veces ante la autoridad investigadora WADM. Ese mismo día también fueron IDM, EMDM, VDM y VMDM.

Del perfil genético, el 15 de mayo del 2017, se giró oficio al departamento de genética forense, a fin de que realice la obtención.

El 17 de mayo del 2021, la Fiscalía envió otro al departamento de genética y química del instituto de ciencias forenses, para que procediera al estudio de perfil genético de las muestras recolectadas. Dieron la instrucción dos días después de que se solicitará la información a través de transparencia. La FGE recibió los resultados el 15 de julio del 2021. 

No existen más detalles de los avances de la investigación y de la identidad de las dos mujeres a las que pertenecen las osamentas. En este punto, es importante mencionar que en Yucatán no existe un banco de ADN para contrastar las muestras extraídas a los cuerpos enterrados en la fosa común. 

En una entrevista -realizada durante un evento de Gobierno- el titular de la FGE en Yucatán, Juan Manuel León León negó la existencia de una fosa clandestina, pese a que se encuentra en un informe del Federal y que la pregunta expresa de la solicitud de transparencia que respondieron hace referencia a las “diligencias para conocer la identidad de las víctimas encontradas en la fosa clandestina hallada en Tekax en el 2017”.

Las mujeres encontradas en la fosa clandestina de Yucatán están en calidad de desconocidas, pero sí fueron identificadas.
María Susana Monforte Colli de 55 años y Magdalena Durán Monforte de 32 años, eran  madre e hija, desaparecieron en 2013 y existía una denuncia por este hecho. Sus cuerpos fueron encontrados en 2017, en una cueva del municipio de Tekax. Su familia reconoció sus osamentas, pero nunca les entregaron sus restos, ni sentenciaron al asesino confeso.
María Susana Monforte Colli, de 55 años, y Magdalena Durán Monforte, de 32 años, desaparecieron en el 2013. Su familia reportó su desaparición a las autoridades. En el 2017 los citaron para reconocer sus osamentas encontradas en una fosa clandestina. Nunca entregaron los restos y en la carpeta de investigación siguen en calidad de desconocidas.
María Susana Monforte Colli, de 55 años, y Magdalena Durán Monforte, de 32 años, desaparecieron en el 2013. Su familia reportó su desaparición a las autoridades. En el 2017 los citaron para reconocer sus osamentas encontradas en una fosa clandestina. Nunca entregaron los restos y en la carpeta de investigación siguen en calidad de desconocidas.

El hallazgo de los cuerpos fue posible porque el presunto responsable, de nombre Felipe, reveló la ubicación y su crimen, sin embargo, las autoridades lo dejaron ir.  Eran la madre y hermanita de José Durán Monforte.

 

El licenciado Freddy que era el titular de la Fiscalía de Tekax en aquella época nos citó y nos dijo que esa persona había declarado y que habían encontrado osamentas de personas, que nosotros vayamos a  identificar los huesos”

“La verdad es que eran sus huesos, por ejemplo, mi hermana tenía una peculiaridad, era alta, pero tenía unos piecitos muy pequeños, usaba zapatos de dos y medio a tres no más y se miraban sus piecitos. Tenía un diente que era una coronilla y lo tenía. Y pues mi mamá el pelo era rústico, negro y grueso. A parte esta persona había confesado detalladamente cómo había  asesinado a mi mamá. Él dijo que la golpeó con algo duro en la cabeza cuando pasaban en la moto y los cráneos tienen rajaduras, así como había confesado”, narró con tristeza.

Freddy, a quién José Monforte señaló como encargado de la investigación y de la agencia de la FGE en Tekax, le aseguró que los cuerpos de sus familiares le serían entregados después de realizar las pruebas de ADN. A casi cinco años esto nunca ocurrió. Tampoco comprende qué leyes dejan libre a un asesino confeso. 

“Lo que yo no entiendo a veces y probablemente por mi ignorancia en las leyes, es cómo dejaron libre a esa persona después de haber confesado, no sé qué ley es esa. Al otro día ya estaba suelto. Incluso pasaba acá en la esquina porque iba a leñar y yo lo veía. Le confieso que tuve la intención de vengarme , pero  ya  después se me pasó, no tengo porque mancharme con la sangre de un asesino”, expresó José.

El presunto asesino vivía a 30 metros de la parcela de las dos mujeres en el ejido Plan Chac Pozo Dos en Tekax. Las asesinó porque María lo denunció por robo ante el consejo de la parcela y lo expulsaron. Actualmente, Felipe está encarcelado por otro crimen. 

José Monforte quiere justicia para su madre y hermanita. Intentó reabrir el caso y en medio de la pandemia acudió a la Fiscalía de Tekax. Nadie le hizo caso.