Maximiliano es una zarigüeya que tiene nueve meses de edad y su nueva familia decidió compartir su historia para concientizar del cuidado de su especie. A él, Ofelia lo encontró en medio de la carretera con apenas un mes de vida, nadie se detenía a resguardarlo, así que detuvo su auto y lo llevó a casa. Hoy ya tiene un hogar.
Por Claudia V. Arriaga Durán.
Maximiliano es una zarigüeya que tiene nueve meses de edad y su nueva familia decidió compartir su historia para concientizar del cuidado de su especie. A él, Ofelia lo encontró en medio de la carretera con apenas un mes de vida, nadie se detenía a resguardarlo, así que detuvo su auto y lo llevó a casa. Hoy ya tiene un hogar.
Ofelia está convencida que aunque no es común tener una zarigüeya como mascota, esto sí es posible. Consideró que existe una deuda con estos animales, porque son las personas quienes destruyeron sus hogares, los montes.
“Ya no pude soltarlo porque era una dulzura, ya no lo pude dejar. Tiene dos veterinarios uno normal y de fauna. Si la gente no fuera tan ignorante sabría que estos animales ayudan al ecosistema y no te contagian enfermedades”, expuso en entrevista.
Lamentó que hasta el día de hoy es común verlos atropellados o que sean asesinados por su apariencia. No comprende cómo siguen viéndolos como una plaga.
Maximiliano convive con siete perros y tres gatos. Tiene una casa, cama y comida. Es un integrante más de la manada.
“Anda en la casa, se sube a la cama, sofá, le gustan los apapachos, es tierno y dulce. Si tu ves a alguno como yo me lo encontré ayudalo”, exhortó a la ciudadanía.
Héctor Zamora también cuida de Maximiliano. Desde el primer momento le robó el corazón y junto con Ofelia decidieron que sería uno más de la familia.
“Duele el corazón cuando los ves aplastados. A la gente le falta criterio para cuidarlos”, acotó
Maximiliano tiene una buena vida, consulta regularmente con un veterinario y un veterinario especializado en fauna.