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Migración en Yucatán: Óscar y su recorrido por el sureste de México

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Óscar, un hombre de Honduras, que  llegó a Yucatán antes de que acabara el 2021, es parte de la población migrante que recibe el Albergue Despertares, un espacio en Mérida, donde también cobijan a personas que caen en situación de calle. 

Por Kattia Castañeda Celis

11 de julio de 2022, Mérida, Yucatán.- Óscar, un hombre que no tiene más de 50 años, cansado y sofocado por la alta temperatura en el Estado, cuenta que su recorrido en el sureste de México no ha sido fácil. Él salió en octubre del 2021 de Honduras, donde es originario, con una caravana que se dividió entre la frontera Guatemala y Chiapas.

Dice que “corrió con suerte”, ya que no subió al camión que volcó y se estrelló contra un puente peatonal el jueves nueve de diciembre a las afueras de Tuxtla Gutiérrez, y en el que murieron 55 migrantes, en su mayoría guatemaltecos. 

Se trepó a otro vehículo que se desvió a Tabasco, donde hizo unos días en “La 72”, un proyecto franciscano dedicado a la atención integral de las personas migrantes y refugiadas que ingresan al sureste mexicano, y que después de pasar por varios poblados de Campeche, lo dejó en un municipio al sur de Yucatán. 

Un poco más relajado del calor, dice que en Maxcanú, municipio donde cultivan y cosechan jícama, lo bajaron. Le comentaron que ahí podría conseguir un trabajo como obrero en el proyecto del Tren Maya, pero no lo logró porque necesitaba mostrar su legalidad. 

Sus zapatos mocasines, desgastados y rotos, lo acompañaron a emprender un viaje más de 63 kilómetros, unas 13 horas caminando hacia Mérida. No se atrevió a treparse a un autobús u otro transporte por temor a que lo deporten y devuelvan a su país, donde asegura que la situación económica y de seguridad, en especial, es alarmante.

Eran las cuatro de la tarde del 22 de diciembre. La puerta del Albergue Despertares sonó. Óscar, quien llevaba dos días tolerando el cambiante tiempo yucateco, durmiendo en la calle, sin comer y un baño, fue recibido; respiró tranquilidad, se cambió los zapatos por unos tenis más cómodos de color negro y comenzar arreglar su situación migratoria para conseguir un trabajo, ya que su rumbo, el llegar a los Estados Unidos, lo ve difícil.

Personas de otros puntos de la República y municipios de Yucatán que cayeron en situación de calle o están de voluntariado, lo acompañaron ese primer día en el albergue. 

Elena Orozco Zúñiga, directora de planeación estratégica de la asociación civil Bendiciendo con Amor A.C, quien comentó que: “La migración es multifactorial, es cuestión de incidencia en políticas públicas, violencia intrafamiliar, toda la cuestión global de la economía que se está azotando mundialmente y no hay un ingreso estable. Las familias ya buscan nuevas alternativas”. En el caso de Óscar, la migración.

En Yucatán, ya se había detectado este tipo de población, dice Elena, sobre todo en el Centro de Mérida, pero con la pandemia y post pandemia, incrementó, sobre todo por las caravanas que entran por Chiapas y la frontera que hay con Guatemala. 

“Se ha visto que entran para llegar a Estados Unidos, pero en toda la república se van distribuyendo y una de las partes donde están llegando es Yucatán y Quintana Roo. Buscan tener un trabajo o sobrevivir y lo que están haciendo es quedarse en una instancia para que los puedan apoyar, pero un programa como tal (para migrantes) no hay”, comenta.

En México, la migración no es un delito, pero existen “repatriaciones”

El Instituto Nacional de Migración (INM), a través del Boletín Mensual de Estadísticas Migratorias 2021 de la Secretaría de Gobernación, expuso que de enero a octubre de dicho año se llevó a cabo la detención de 460 migrantes indocumentados. La gran mayoría de países de Centroamérica: 133 de Guatemala; 44 de Honduras; 44 de Colombia; 32 de El Salvador; 21 de Venezuela; 13 de Nicaragua; 7 de Belice y 96 de Cuba. 

A finales del mes de noviembre, la Armada mexicana localizó a 27 millas de las costas del Golfo de México a 19 balseros extraviados en alta mar. Eran cuatro mujeres y 15 hombres que salieron de Cuba con la intención de llegar a Estados Unidos, pero un barco los encontró y llevó a Progreso. 

Ellos no forman parte del periodo indicado (enero-octubre del 2021), al igual que Óscar, quien llegó en diciembre de 2021, pero sí de una problemática generada por lo económico, la pobreza, las desigualdades y la lucha por tener una vida mejor. 

Elena comenta que el Gobierno Federal, como tal, ya está sobrepasado porque hay más población que está llegando, que la que puede atender. Y aunque se está haciendo un programa de migración, es deficiente, por lo que: “La única solución es unirnos las autoridades, la academia, los empresarios, la sociedad civil y los ciudadanos en un frente común, sobre todo en prevención de violencia, de fortalecer el núcleo familiar, porque las personas se están perdiendo en las calles y migrando. Se están rompiendo los tejidos sociales”.

A inicios del 2022, la Guardia Nacional confirmó a un medio local que se ha detectado la presencia de migrantes indocumentados y estos transitan en varios puntos del estado. 

Francisco Díaz González, quien es comisario general de la corporación de seguridad, dijo que se está trabajando en coordinación con el Instituto Nacional de Migración (INM) en el estado para que las personas migrantes sean atendidas conforme a la ley al ser retenidos, garantizando sus derechos humanos, entre ellos: la libertad de tránsito; seguridad jurídica y el debido proceso; asistencia consular; no discriminación; solicitar asilo; protección de la unidad familiar; dignidad humana; no ser criminalizado; un alojamiento digno; no ser incomunicado; acceso a un intérprete o traductor y no ser detenido en las inmediaciones o dentro de los albergues.

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El Albergue Despertares lleva varios años brindando apoyo a quienes han quedado en situación de calle y migrantes. El proyecto busca dar una atención integral: “En la cuestión física, alimento, un lugar donde asearse y canalizarlos con la problemática que tengan, ya sea cuestión médica o legal”, dice Elena. 

La casa en donde los cobijan, recién la obtuvieron, tiene capacidad para aproximadamente 20 personas y se está tratando de ampliar la cobertura. Su población flotante, es decir, la que está de paso, es de 100 cada mes y todos son de diferentes municipios; estados como: Tabasco, Veracruz, Chiapas, Estado de México y Quintana Roo y países de Centroamérica. 

“Es multicultural”, recalca la entrevistada. Asimismo, tiene una colaboración y alianza estratégica con Movilidad Humana, que ve la parte de migrantes, para apoyarse mutuamente, y un programa de voluntarios y voluntarias que desean aportar su servicio. 

Eventos y actividades se realizan periódicamente para obtener recursos y poder brindar ayuda a las personas que llegan al albergue, tal y como Óscar.