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Rompiendo estereotipos con una llave inglesa.

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Por Sofía Vital

Mérida, Yucatán a 21 de julio de 2025.Actualmente las mujeres se encuentran conquistando cada vez más espacios tradicionalmente masculinos. Katy Mercado Robledo, una joven de 25 años y originaria de Tultitlán; es una de ellas y se ha abierto camino en el rudo universo de la mecánica automotriz. Con la determinación en sus manos y el motor en su corazón, Katy no solo es mecánica es una pionera en su propio derecho, desafiando prejuicios y demostrando que la pasión no entiende de género.

Su historia con los motores comenzó a una edad sorprendentemente temprana. “A lo que platica mi mamá, a mí me encantaba ver a mi papa echar a andar una camioneta ya muy viejita” recuerda Katy con una sonrisa. Apenas con tres años, corría a presenciar el ritual de revivir aquel viejo motor, sin imaginar que ese era el inicio de su vocación.

La influencia paterna fue clave, su papá, mecánico de bicicletas; a menudo contaba con la ayuda de Katy. Fue en esas jornadas que la pequeña empezó a sentir un gusto particular por la maquinaria, sin embargo, la chispa definitiva la encendió su hermana. “Ella entró a estudiar mecánica automotriz en el Conalep, me decía que estaba muy chida la carrera y que me encantaría trabajar con los motores, me lo contaba mi hermana con tanta emoción que dije, bueno, yo también voy a estudiar eso”.

Katy durante su formación profesional, encontró un ambiente donde, si bien había otras mujeres, la mayoría no compartía su vocación. “Varias chicas estaban ahí porque ni ellas sabían por qué las metieron en esa carrera y no les gustaba, era la única que verdaderamente quería estar ahí por gusto, con el paso del semestre, el número de compañeras disminuyo y drásticamente, así que me quede sola”

El trato con sus compañeros masculinos al principio no fue sencillo, Katy describe un ambiente de “chavos un poquito pesadores”. Reconoce que tuvo que ganarse cierto lugar entre ellos. En los primeros semestres, incluso hubo confrontaciones cuando sus compañeros molestaban a otras chicas; sin embargo con el tiempo, la dinámica cambio. “Eventualmente los chavos agarraban el rollo de que cada quien está en el lugar que quiere estar”. La camarería se impuso y aunque otras compañeras formaron su propio grupo, Katy encontró su lugar en un ambiente más “brusco” pero genuino, formando lazos de compañerismo con los chicos que también persistieron en la carrera.

A pesar de su formación y pasión, el verdadero desafío fue llegar al buscar empleo. “Como mujer, no hay como que ese chance tan fácil, recuerdo que una vez me negaron trabajo que porque iba alborotar a la gallera o me decían que no estaban preparados para trabajar con mujeres”

A pesar de esto, tuvo una oferta laborar pero era coordinadora de mantenimiento un trabajo que la satisfacía, por eso, Katy decide regresar a pedir trabajo a talleres como mecánica diésel. Tras meses de búsqueda infructuosa, se postuló para un puesto de acomodador de patio, solo para mover unidades, pero recursos humanos la contacto ya que su perfil les llamo mucho la atención.

“Me llego un mensaje vía WhatsApp diciéndome que no cumplía los requisitos para la vacante que estaba pidiendo, pero consideraban muy interesante mi currículo. En eso me dicen que si no meinteresaba hacer una entrevista para técnico de desarrollo, nombre me emociono tanto leer eso” Cuando Katy llego, la honestidad y ese deseo de aprender hizo que convencieran al jefe de taller ver el potencial de Katy y aceptarla para el puesto en una gran empresa ubicada en Cuamatla, Cuautitlán Izcalli.

Actualmente Katy es mecánica diésel categoría C y consiste en diagnósticos eléctricos, mantenimiento de sistemas de postratamiento o de emisiones y mantenimientos preventivos en el motor (cambios de aceite, filtro, etc).  La responsabilidad es inmensa ya que es mecánica diésel categoría C

“Aquí con un corto puedo dañar un modelo de 60,000 o 100,000 pesos, los riesgos son constantes, desde quemaduras por fluidos hasta cortocircuitos o accidentes con piezas pesadas, afortunadamente no he tenido incidentes graves, más allá de pequeños golpes o cortes”.

Katy admite que sys primeros días de trabajo fueron difíciles ya que sentía muchos nervios, pero que gracias a sus compañeros y el apoyo de su maestro el jefe de taller, fue gratificante y pudo lograr crecer en el ambiente laboral.

“Si bien la responsabilidad no se quita, si siento cierto apoyo de que no me sienta solita en el trabajo, la camaradería de mis compañeros de trabajo, todas esas personas alrededor que me apoyan cuando tengo dudas, es un factor tranquilizador”.

El padre de Katy aunque no expresa abiertamente su orgullo, lo demuestra de otras maneras, ya que la orienta así como aconseja: “Me dice, oye, pues si vas a la trabajo, tienes que hacerlo bien; escucharlo que me presume ante sus amigos o clientes que tiene una hija que arregla camiones es para mí una señal clara de admiración por parte de mi papá, eso es muy bonito”

Uno de los sueños de Katy es tener una casa, su carro y un jardín grande. A nivel profesional sus metas son claras y ambiciosas. A corto plazo, aspira a obtener su categoría especialista eléctrico, más adelante, le gustaría alcanzar el puesto de ingeniería de diagnóstico o ingeniera de campo. Para ello planea cursar la ingeniería en modalidad sabatina, demostrando su inquebrantable sed de conocimiento y superación.

“Me miro al espejo y me siento contenta, con la convicción que si puedo. Recuerdo todo lo que ha pasado durante mi carrera, me lleva de orgullo, aquí están saliendo las cosas bien, aquí tengo lo que he querido”.

Ella agradece mucho a su maestro Fredy, quien le ha enseñado con mucha paciencia y la ha guiado en todo momento, agradece a los ingenieros Noé y Uriel, quienes no la han dejado sola, así como a Aldo uno de sus colegas que la ha orientado y sobre todo a su familia que ha creído siempre en ella.

Katy nunca jugo con barbies, pero considera que deberían hacer una muñeca mecánica. “Hay de todo pero no hay mecánica, a las niñas creo que les diría que no le tengan miedo a los niños, ni a su forma de ser. Siempre habrá alguien que quiera enseñarte, si se puede, solo hay que ser resilentes, no necesitamos que nos validen para saber que podemos lograrlo”. Romper el tabú es una tarea compartida, Katy cree que las mujeres deben esforzarse sin miedo para demostrar que su trabajo es igual de bueno, igual de valido que la de un hombre. “A los hombres les digo, que dejen de sentir que solo ellos puedes hacer ciertas cosas, porque en la mecánica gran parte es más maña que fuerza”.