Por Sofía Vital.
Yucatán, el pasado sábado 26 de julio, cientos de jóvenes, colectivos y habitantes de distintas comunidades de Yucatán se congregaron en el remate del Paseo de Montejo, en la ciudad de Mérida, para alzar la voz en defensa de un recurso vital: el agua. La movilización, recorrió las calles del centro histórico con pancartas, batucadas y consignas que reclamaban el cese de megaproyectos industriales que, denuncian, amenazan el acceso al agua en la región.
“Agua para la vida, no para las empresas” fue uno de los lemas más coreados durante la marcha, que tuvo como eje el rechazo a la instalación de una planta cervecera de la multinacional Heineken en el municipio de Kanasín. Según los organizadores, el proyecto plantea la producción anual de 400 millones de litros de cerveza, utilizando para ello más de un millón de metros cúbicos de agua dulce extraída del acuífero yucateco, en una zona ya afectada por la sobreexplotación, la contaminación y el acceso desigual al recurso hídrico.
Las organizaciones sociales denuncian que el megaproyecto fue aprobado sin una consulta indígena libre, previa e informada, tal como lo establecen las leyes mexicanas y los estándares internacionales en materia de derechos humanos. También señalan que las reuniones informativas convocadas por la empresa fueron meramente simbólicas, sin garantizar participación comunitaria efectiva ni difusión pública suficiente.
La ubicación de la planta, en un parque industrial impulsado por Grupo de Sur (empresa cuyo titular ha sido denunciado por presuntos despojos de tierras), se suma a la preocupación por el destino ambiental de la zona. La región forma parte del anillo de cenotes, una reserva hidrológica clave para la península. “No es desarrollo si nos deja sin agua, no es inversión si condena a las comunidades al despojo”, advierten los manifestantes.
A pesar de la magnitud del proyecto, los beneficios laborales parecen limitados. Los activistas señalan que la empresa ha prometido apenas 300 empleos temporales, a cambio del saqueo de un recurso vital para más de 140 mil habitantes de Kanasín y alrededores. La situación se agrava en un contexto donde ya se registran sequías, cortes de suministro y contaminación de fuentes de agua, especialmente en comunidades rurales y marginadas.
“La disponibilidad del acuífero ha disminuido un 38.5% por el acaparamiento industrial”, advierte uno de los documentos presentados por la Asamblea. “Mientras nuestras comunidades sufren por agua, las industrias reciben concesiones sin límite ni control”.
La protesta culminó con un llamado firme: la cancelación inmediata del proyecto cervecero de Heineken en Kanasín, así como el acceso público a toda la información relacionada con las concesiones de agua, los estudios de impacto ambiental y una auditoría hídrica independiente. También exigieron un verdadero proceso de consulta con los pueblos originarios y políticas públicas que garanticen el acceso al agua como un derecho humano, no como una mercancía.
“Hoy es Heineken, pero mañana pueden ser otras industrias. Yucatán no es zona de sacrificio”, el agua es de todos, las nuevas generaciones lo saben y son conscientes de que, si hoy no se lucha por protegerla, el futuro estará marcado por la escasez, la crisis y la disputa por este recurso vital. Ya no hablamos de un riesgo lejano: en el presente, enfrentamos casos de agua contaminada por megafábricas, escasez provocada por el crecimiento desmedido de grandes desarrollos inmobiliarios y privatización que convierte al agua en un bien costoso, inaccesible para muchas comunidades.
Defender el agua es defender la vida. No podemos permitir que intereses privados decidan sobre un recurso que pertenece a todos. La lucha por el agua es también una lucha por la justicia, por el territorio y por el futuro de nuestras comunidades. Las voces que hoy se alzan en Yucatán no están solas: son parte de un movimiento global que exige respeto por la naturaleza y por los derechos humanos. Porque no hay progreso si deja a los pueblos sin agua. Porque ni una gota más debe sacrificarse por el beneficio de unos cuantos.