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Revictimización y difamación en medio del luto de María Candelaria

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María Candelaria, víctima de feminicidio en Tekit, tenía 69 años y disfrutaba de jugar lotería con su familia por las tardes. En medio del luto, sus hijas e hijos fueron llevados a declarar a Ticul y Mérida. Miguel, uno de sus hijos fue incomunicado y retenido por las autoridades, no hay una orden de arresto, pero no le permiten regresar a casa. La familia señaló que los policías  estatales y la Guardia Nacional que permitieron que linchen al «Wero» son también culpables y deberían investigarlos.

Por Claudia V. Arriaga Durán.

María Candelaria Sosa tenía 69 años de edad y disfrutaba de pasar tiempo con su familia. Por las tardes jugaba lotería con sus hijas y una vecina. Se estaba recuperando de una recaída de salud por la diabetes cuando fue víctima de feminicidio a manos del “Wero” en el municipio de Tekit. 

Los planes de María tras mejorar de salud, incluían retomar la venta de tamales y atoles por la que era conocida en el pueblo. Su familia reprochó que no murió por enfermedad, la asesinaron. “Ella no salía ni a la calle ¿por qué le tocó ?”, refirió una de las hijas de María, Laura del Rosario Briceño Sosa.

Las hijas de María la describieron como una mujer cariñosa. Siempre se preocupaba porque hubiera suficiente comida en casa, por sí alguno de sus hijas e hijos pasaba a comer. En total eran 9. 

Guardarle luto a su madre y despedirla en paz no les ha sido posible. Por ejemplo, este jueves 30 de enero, que organizaron una comida al tercer día del feminicidio de María; una unidad de policías de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), les fue a buscar para llevarlos a declarar. Afirmaron que lo hicieron con engaños y coacción.

Las hijas e hijos de María son conscientes que el feminicidio de su madre ocasionó el enojo de los habitantes de Tekit. Cansados de la impunidad con que él cometía delitos una y otra vez, lo lincharon. Pero tampoco se les hace justo responsabilizarlos por ese crimen.

Las y los hermanos estuvieron retenidos por horas. Primero los llevaron a la agencia de la Fiscalía General del Estado (FGE) de Yucatán en Ticul, ahí todos declararon. Al finalizar, retuvieron a su hermano Miguel y lo trasladaron a Mérida. No hay una orden de aprehensión en su contra, pero continúa privado de su libertad.

Las hermanas al ser informadas que lo trasladarían y avisar al esposo de una de ellas fueron víctimas de abuso de autoridad. Reclamaron que sí no existe una orden para arrestarlo, no podían retenerlo. Los policías en respuesta intentaron esposarlas, del forcejeo resultaron lesionadas. 

“Me sentía mal, esposaron a mis hermanitos y a ella (Laura) la jalaron por hablar por mi teléfono. Le quité el celular y me lo guardé en la ropa y el policía hombre me manoseo, no se me hace justo que nos traten así. Nosotras no estábamos arrestadas ¿por qué nos tratan así?”, reclamó Mireya.

Sí la intención es acusar a Miguel del linchamiento del “Wero”, las hermanas coincidieron en que además, que él no estuvo presente, deberia investigarse a los policías estatales y Guardia Nacional, que permitieron que esto ocurra.

“Los policías que estaban ahí son culpables porque lo dejaron, había estatales y Guardia Nacional. Son los más culpables porque tiene el poder de defender a esa persona que van a matar y no hicieron nada”, apuntó Dulce.