Propietarios de casas y departamentos e incluso haciendas residenciales viven con zozobra porque pululan los casos de allanamiento y fraude inmobiliario. Estás modalidades delictivas foráneas crecen en la entidad. El fantasma de una reforma del INFONAVIT que ‘vuelva legítimo” el invadir enciende las alarmas de una sociedad que siempre ha valorado el trabajo y la propiedad.
Por Proyectos Libres.
Mérida, Yucatán; 21 de agosto de 2025.— La paz que tanto valoran los yucatecos comienza a desmoronarse. Y no por el ritmo sereno de la vida en la provincia, sino por una amenaza silenciosa y voraz que socava la seguridad jurídica de las familias: la invasión de propiedades.
Ese flagelo, que parecía ajeno a esta región, ha comenzado a hacerse evidente en las colonias de Mérida y Umán, impulsado por la sombra de una iniciativa federal que, a través del INFONAVIT, busca recompensar el delito con títulos de propiedad.
El corazón del yucateco, forjado en el trabajo y el esfuerzo, palpita con indignación. ¿De qué sirve haber ahorrado cada peso, de haber cargado con una hipoteca que consume buena parte del salario, si ahora cualquier individuo sin moral puede adueñarse de lo que tanto costó construir?.
La posible nueva ley no se percibe como un avance hacia la justicia social, sino como una invitación a la impunidad, un claro mensaje para los oportunistas: invadan, porque el gobierno les otorgará lo que no trabajaron.
Mérida: La Invasión ya no es una anécdota, es una realidad
Los casos están en aumento, en la exclusiva zona de Francisco de Montejo, la policía arrestó a tres individuos por entrar ilegalmente a una vivienda. Pero el problema es más profundo y complicado. Se estima que un 35% de las casas en la capital yucateca están deshabitadas, convirtiéndose en un atractivo para la delincuencia organizada que las ve como un botín fácil.
El programa ‘Mérida Limpia’ intenta abordar el problema limpiando estos terrenos, pero no es suficiente.
Las modalidades delictivas se están sofisticando. Recientemente, en la colonia Melitón Salazar, una joven se llevó una terrible sorpresa al enterarse de que la casa heredada de su tía estaba siendo ocupada por extraños. Un individuo con el apellido Vázquez, al parecer, estaba alquilándola de manera fraudulenta a dos familias diferentes, sacando provecho del patrimonio ajeno. Es el mismo modus operandi que afecta a ciudades del centro del país y, como una plaga, ya ha llegado a Yucatán.
Umán: La zona caliente y el muro de la discordia…
Mientras tanto, en el fraccionamiento Piedra de Agua, en Umán, empezaron a cundir los invasores, de forma más frecuente, las mismas van acompañadas de robos y el desmonte de protecciones en ventanas. La desesperación es tal que el conflicto se ha diversificado: la constructora Grupo Casitas quiere levantar un muro divisorio, una solución que los habitantes rechazan porque no aborda el problema de raíz: viviendas mal construidas que se vuelven vulnerables y la sensación de abandono por parte de las autoridades.
La Indignación: El verdadero rostro de esta crisis
El verdadero drama no se encuentra en las cifras, sino en el rostro de la joven que llora frente a la casa de su difunta tía, usurpada. En la frustración del padre que ve cómo su inversión de vida se desmorona ante la lentitud de la justicia. En el temor del anciano solitario que teme que cualquier noche alguien llame a su puerta para despojarlo.
Yucatán se encuentra en una encrucijada. Por un lado, la urgente necesidad de vivienda digna para todos y, por el otro, la defensa del derecho a la propiedad, un pilar fundamental de cualquier sociedad ordenada. La solución no puede ser, bajo ninguna circunstancia, premiar la ilegalidad. La respuesta radica en agilizar la justicia, en proteger al propietario legítimo, en recuperar y poner en venta ese 35% de viviendas abandonadas, y en castigar con todo el peso de la ley a quienes se enriquecen a expensas del sufrimiento ajeno.