Por Kiki Vc.
Mérida, Yucatán al 03 de Marzo de 2025.-En una audiencia celebrada hoy en el Tribunal Agrario 34, la pequeña comunidad de Telchaquillo se enfrentó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México por la gestión y propiedad del sitio arqueológico de Mayapán. La audiencia es uno de los capítulos de un conflicto de larga data entre el gobierno y los ejidatarios, quienes reclaman la tierra como parte de su herencia ancestral. El sitio de Mayapán, a menudo llamado “la última gran capital maya”, ha estado cerrado al público durante años
El conflicto se centra en lo que los residentes de Telchaquillo describen como promesas incumplidas y acciones unilaterales. Según los representantes de la comunidad, Telchaquillo está olvidada, les habían dicho que se haría una construcción de un museo y el desarrollo de infraestructura, como estacionamientos y palapas para los visitantes. “Hicieron promesas, pero nunca firmaron nada. Es como si yo les dijera que les voy a dar 5 millones de pesos y luego me fuera sin más”, dijo un ejidatario durante la audiencia.
La comunidad también criticó proyectos de construcción innecesarios, incluyendo la demolición de estructuras existentes y la reposición de banquetas que estaban en buen estado. “Desbaratan cosas solo para gastar dinero”, comentó un residente. “No lo necesitan, pero tienen que usar los recursos que reciben del gobierno”.
Los residentes de Telchaquillo insisten en que no están interesados en una compensación económica. En cambio, exigen un acuerdo de coadministración que les permita supervisar el acceso al sitio y beneficiarse del turismo que genera. “Queremos controlar la entrada”, dijo un miembro de la comunidad. “Ahora mismo, ni siquiera podemos cruzar la puerta principal como ejidatarios. ¿Cómo es eso justo?”.
Los ejidatarios también señalaron que, a pesar de las afirmaciones del INAH de que los ingresos turísticos beneficiarían a la comunidad, no hay evidencia de tales inversiones. “¿Pueden mostrarnos aunque sea una lámpara pública comprada con ese dinero?”, preguntó un líder comunitario. “No hemos visto nada”.
Para los habitantes de Telchaquillo, la tierra es más que una propiedad; es una herencia sagrada transmitida de generación en generación. “Esta tierra es nuestra historia, nuestra identidad y nuestro futuro”, dijo un residente. “Nuestros antepasados nos la dejaron, y no permitiremos que nos la quiten”.
La audiencia de hoy subraya la creciente tensión entre las comunidades indígenas de México y las agencias gubernamentales por el control de los sitios culturales e históricos. Aunque el INAH no ha emitido una respuesta formal a las demandas de la comunidad, los ejidatarios de Telchaquillo se mantienen firmes en su lucha por la coadministración y el reconocimiento de sus derechos.
“No estamos vendiendo nada”, dijo un miembro de la comunidad. “Solo queremos lo que es nuestro”.