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“Vivos se los llevaron, vivos los queremos”: madres renombraron el Parque de la Madre como el Parque de las y los Desaparecidos

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Por Sofía Vital.

El sábado 30 de agosto, Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, Mérida se unió al clamor que resuena en todo el país: “¡Vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

A las 11 de la mañana, madres buscadoras y simpatizantes iniciaron la jornada con una misa en la Parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria. Afuera, las imágenes de hijos e hijas desaparecidos, velas encendidas y una lona que pedía ayuda con un ruego directo —“Ayúdanos a encontrarlos”— transformaron la calle en un altar de memoria y exigencia.

Tras la ceremonia, caminaron juntas hacia el Parque de la Madre. Eran pocas, pero su voz resonó más fuerte que cualquier discurso político, justo el mismo día en que el ayuntamiento rendira su informe. En el parque realizaron un Pase de Lista solemne, y renombraron simbólicamente el lugar: ahora se llama “Parque de las y los desaparecidos”.

“Todo se encontró, menos a él” — Laura, madre buscadora

“Mi hijo desapareció en el pueblo, pero sus ropas fueron halladas en los montes de Calcanché, una por una. Todo se encontró, menos a él”, relata Laura Balam, su hijo desaparecido el 21 de Marzo del  2024, la bsuqueda ha sido un año 5 meses. “La fiscalía de Motul nunca hizo nada. Tuve que mover la carpeta a Mérida para que hubiera movimiento. Todo estaba ahí, las pruebas… y no hay ni una huella. Nada.”

José tenía 31 años cuando desapareció, cumplira 33 este noviembre. “El gobierno mexicano niega la crisis de desaparición forzada. Disminuyen las cifras, pero no garantizan nuestro derecho humano a la verdad”, denuncia.

La ausencia golpea a toda la familia: “Tengo otro hijo especial que sufre cada vez que escucha el nombre de su hermano. Caemos en depresión, es un dolor que no descansa”, confiesa. 

Luis, era una persona con mucha energia, animso, le gustaba escuchar música y estar a lado de su familia, Laura no sabe realmente de dondé saca la fuerza para salir y buscar a su hijo, pero esta más que agradecida por tener un grupo de apoyo, que viven el mismo dolor y se llenan de fe y esperanza de encontrar a sus seres queridos. Entre lagrimas Laura, aquí esta, escuchando, recordando, exigiendo una justicia que aún no es respondida.

“Donde estes, sigue luchando, que dios te brinde y me brinde fuerza, mantenme a mi hijo mientras llega mamá”.

“Perdí la mitad de mi corazón” — Clara María Gutiérrez Centeno, fundadora de Familias Buscadoras de Yucatán

“Cuando me quitaron a mi hijo, yo perdí el miedo, porque me arrancaron la mitad del corazón”, afirma Clara María Gutierrez. Perdio a su hijo en el 2020,  fue localizado sin vida en una fosa clandestina ubicada en Jalisco en el 2023. A partir de ese dolor formó el colectivo Familias Buscadoras de Yucatán, encontrando esperanza el 12 de junio de 2024.

“La gente dice que va a estar hasta el final, pero no siempre es así: muchos no pueden venir porque no tienen viáticos, porque viven lejos o porque tienen miedo. Pero nosotras no vamos a dejar de luchar”, explica.

Clara denuncia que el gobernador no les recibe:
“Dice que no hay desaparecidos en Yucatán, pero aquí estamos. Si no hubiera desaparecidos, yo no estaría hablando de esto. En la fiscalía te dicen que no te metas en problemas, que ellos se encargan… pero si nosotras no buscamos, nadie los va a traer de vuelta.”

Con firmeza asegura que el recién renombrado Parque de las y los Desaparecidos será un espacio de memoria y resistencia:
“Cueste lo que cueste, cada actividad por los desaparecidos se hará aquí. Queremos que el gobierno nos escuche, no buscamos pleito ni dinero, solo apoyo real para encontrar a nuestros seres queridos.”

“Es una lucha contra nuestras propias realidades” — Enrique Puc Rosado, Casa Migrante / Red Rahamín

Enrique Puc Rosado, integrante de la Red Internacional Talithakum —en México llamada Rahamín—, explicó que esta organización acompaña a colectivos de familias buscadoras en todo el país.

“Tenemos presencia en siete estados. En Mérida hemos empezado a acompañar al colectivo de Clarita y su realidad es muy cierta: para una familia buscadora asistir a un evento o ir a la fiscalía significa dejar de ganar el sustento de un día. Implica dejar de comer para poder exigir justicia”, señala.

Además, muchos de los desaparecidos provienen de comunidades mayahablantes:
“Imagínense la complicación que es llegar a la fiscalía y no poderse dar a entender. No solo es la desaparición: es la pobreza, la discriminación y la barrera del idioma. Es una lucha contra nuestras propias realidades en Yucatán”, dice Enrique.

Asegura que la red Rahamín acompañará a las familias “hasta el final, hasta encontrarles”. Y lanza una advertencia social:
“En Yucatán nos creemos ajenos a estos problemas, pero están cerca. Nos asustan porque los desconocemos: migración, trata, desapariciones. Pero existen, y debemos abrir los ojos. Doy gracias a Semillitas y a todos los que hoy acompañaron este acto de memoria.”

La exigencia sigue

El evento fue convocado por colectivos como Rahamín, Familias Buscadoras de Yucatán y Más Fuertes que Nunca, recordando que la desaparición forzada no es un hecho aislado, sino una herida abierta en todo México.

“Puede que seamos pocos, pero nuestro amor por ellos no se apaga”, expresaron las madres buscadoras mientras encendía una vela. La flama iluminaba las fotos como si gritara en silencio: la indiferencia mata, pero la memoria resiste.