Por Kiki Vc.
Tochan, se encuentra ubicada en la ciudad de México, durante más de una década, ha abierto sus puertas a miles de personas, mujeres hombres y familias, provenientes de diversas partes del mundo, apoyándoles en su búsqueda de una vida más segura. A pesar de la falta de recurso y del endurecimiento constante de las políticas migratorias, el albergue ha resistido, impulsado por la voluntad de ayudar y la protección.
En tiempos del gobierno de Felipe Calderón, justo después de la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, el gobierno intento borrar esa imagen atendiendo a la victimas de secuestro. Les ofrecían un avisa humanitaria que les permitía no tener que subirse de inmediato al tren conocido como la Bestia, ya que con esa visa podían comprar boleto para viajar legalmente a la frontera y realizar sus trámites. Sin embargo, a quienes recibían la visa los trasladaban en la ciudad de México para hacer todo el proceso, pero no les daban un luchar para quedarse mientras duraba el trámite; que supuestamente iba a ser de tres días pero nunca era así, por lo que genero la necesidad urgente de un albergue.
En este contexto, las organizaciones con experiencia en atender refugiados centroamericanos de las guerras de los 80 (Nicaragua, Salvador y Guatemala) fueron convocadas para buscar soluciones, así que se consideró la opción de convento pero no hubo respuesta. El albergue que hoy ocupa Tochan había servido en los 80 como resguardo para familias guatemaltecas refugiadas, pero quedo en desuso tras los acuerdos de paz en Guatemala.
Fue ahí donde el comité Monseñor Romero que tenía esa casa, decidió en 2011 abrirla nuevamente para alojar a los migrantes que llegaban sin red de apoyo, dando inicio el Albergue Tochan como un proyecto colectivo entre varias organizaciones que trabajaban con migrantes.
A pesar de la falta de recursos y el endurecimiento constante de las políticas migratorias, este albergue se ha mantenido firme como un oasis en medio del desierto migratorio y gracias a las asociaciones y donaciones, pero sobre todo a Gabriela Hernández Chalte, la actual directora de Tochan.
“Al principio trabajamos sin ningún presupuesto con una donación de seis mil pesos que primero se pensaron dar o se dieron al primero coordinador de Tochan, después el segundo coordinador, ya no quiso sueldo y el comité dio las gracias porque en ese momento no les dábamos de comer a los migrantes porque no había dinero, entonces con esos seis mi pesos que donaban para el sueldo del coordinador se empezó a dar para la comida y así se empezó a surtir más los servicios del albergue”.
A lo largo de la historia, el albergue ha trabajado junto a organizaciones de la sociedad civil para lograr avances importantes como la obtención de visas humanitarias y CURP para migrantes, así como la implementación de programas de apoyo. Sin embargo, cuando entro el gobierno de Andrés López Obrador, muchos de estos avances retrocedieron por presiones de Estados Unidos (sobre todo por los aranceles) y al final México se convirtió en la policía migratoria norteamericana. Durante ese sexenio, Tochan sobrevivió sin apoyo gubernamental, apoyándose en la solidaridad de organizaciones y donaciones.
Gabriela reflexiona sobre las profundas raíces del fenómeno migratoria que es el “sueño americano” viniendo desde hace mucho, desde el movimiento de braceros en los años 50. Estados Unidos ha sido visto como un país boyante, un lugar para buscar una vida mejor por pueblos empobrecidos, muchas veces por el mismo imperialismo norteamericano. Considera que este sueño tiene un estigma, especialmente ahora debido al a escasez y crisis económica, aunque muchos saben la realidad, la migración persiste por varias razones, no sol económicas sino también por la reunificación familiar y la huida de la violencia y la delincuencia en sus países de origen. Cree que Estados Unidos ve a los migrantes latinoamericanos como mano de obra barata para trabajos que los estadounidenses no quieren hacer y aunque hay personas capacitadas que migran, la realidad es que no se les ve como profesionales, la publicidad del sueño americano más bien debería centrarse en la realidad de la vida en Estados Unidos.
“No es tan el sueño americano, sobre todo porque hay escases, crisis económica, por la situación en la que ahora todo mundo está corriendo, los niños me están diciendo que no van a la escuela por miedo a ser deportados, pero también hay mucha historia, los pueblos centroamericanos latinoamericanos tienen años de migración, no es el aliciente del dinero solamente el que los motiva a migrar” comenta Gabriela.
Para Tochan los migrantes no solo representan mano de obra, también son personas inteligentes y preparadas, como la historia de Daniel, un venezolano que espero meses una cita para entrar a Estados Unidos y a pesar de las dificultades, encontró una oportunidad en un estado mexicano donde pudo demostrar su capacidad, Estados Unidos necesita mano de obra latina.
Se ve un futuro turbulento para la migración, pero también lleno de resiliencia y esperanza, Gabriela comenta que los migrantes a pesar de su desesperación, piensan a largo plazo y que muchos buscan refugio en México como un paso intermedio hacia Estados Unidos, incluso si eso significa migrar de forma irregular, considera que la migración sufrirá mas en el futuro cercano debido a las autoridades, la corrupción y la delincuencia.
“Los migrantes tienen la capacidad de pensar a largo plazo a pesar de la desesperación, cuando tienes una necesidad no te paran, claro, vas a sufrir más, es el periodo que le va a tocar a la migración sufrir más”.
Posicionamiento ante la política migratoria actual.
El 12 de Junio de 2025, el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) de Estados Unidos, anunció la cancelación del programa libertad condicional (parole) para migrantes cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos; afectando a más de 5000,000 personas. Se les notifico que debían abandonar el país de inmediato fomentando la “auto deportación” con apoyo logístico y un bono económico.
Este anuncio tiene en papel, una máscara humanitaria, pero en la práctica deja en fuera a los más vulnerables, más que ampliar el acceso al refugio, fortalece el control de la frontera y responde más a presiones políticas internas que a la protección genuina de quienes están buscando seguridad.
Albergue Tochan ha expresado su profunda indignación ante estas políticas y discursos gubernamentales, reafirmando su compromiso con la solidaridad y defensa de los derechos humanos migrantes y refugiados.
Los migrantes no son criminales y rechazan el uso de militares, prisioneros o medidas represivas contra ellos en México o en estados unidos, el cierre de la frontera viola leyes nacionales e internacionales y limita el derecho inalienable a solicitar asilo. La designación de carteles mexicanos como organizaciones terroristas es hipócrita y racista ignorando la realidad compleja de la guerra contra las drogas, las políticas del gobierno actual para apoyar a deportados mexicanos son insuficientes y excluyen a migrantes no mexicanos quienes sufren de abandono y violencia.
Tochan invita sobre todo a construir redes solidarias y promover la paz para los desafíos futuros, pero recordando que nadie les quitara sus sueños.