A Inés Marina Trujeque Baeza de 35 años, la recuerdan como era chingona, bonita y feliz. Madre de un adolescente con síndrome de down de 15 años. Licenciada en Administración de Empresa. Era la hermana e hija de una familia que hoy está de luto. El martes 4 de marzo fue víctima de feminicidio en Hunucmá. Oswaldo R.C.B. la asesinó con su auto: la atropelló.
Por Claudia V. Arriaga Durán.
A Inés Marina Trujeque Baeza de 35 años, la recuerdan como era chingona, bonita y feliz. Madre de un adolescente con síndrome de down de 15 años. Licenciada en Administración de Empresa. Era la hermana e hija de una familia que hoy está de luto. El martes 4 de marzo fue víctima de feminicidio en Hunucmá. Oswaldo R.C.B. la asesinó con su auto: la atropelló.
“La gente cuenta que gritaba me estás lastimando, llevaba el pie abajo arrastrado y le metió más velocidad. Mi hija se cayó y le pasó las llantas encima de sus piernas. Me siento impotente, pido justicia para mi hija”, dijo entre lágrimas, la mamá de Marina, Esperanza Baeza Aguilar.
La noche de ese día, la pareja discutió y él atropelló intencionalmente a Marina. Testigos narraron que ella se sostenía de la ventana del lado del copiloto y él aceleró, provocando que caiga al asfalto.
Oswaldo ya fue vinculado por el delito de feminicidio y está en prisión preventiva. La familia de Marina quiere justicia. Los seis años que fueron pareja la joven fue víctima de distintas violencia.
La relación de la pareja inició en el 2018 aproximadamente, se conocieron por redes sociales. Al principio, la mamá y papá de Mar, como le gustaba que le llamen, no estuvieron de acuerdo. Oswaldo era conocido por ser violento, incluso fueron testigos de las agresiones a una expareja.
“Él tenía una novia y pasaba con unos pitbull y le jalaba el cabello, no se que labia tenía que ella siempre regresaba con él”, acotó.
Esperanza platicó que se separó de su esposo, el papá de Marina y se mudó de Hunucmá a Córdoba, Veracruz de donde es originaria, y posteriormente, se trasladó a Coahuila y finalmente, a Nuevo León. Al principio la comunicación con su hija era constante y fluida, pero a partir del noviazgo con Oswaldo todo cambió.
Como la mamá y papá de Marina no aprobaban la relación de la pareja porque sabían que él aún estaba casado y que era violento; Oswaldo en un intento para ganar la confianza de su familia, exhibió una supuesta acta de divorcio. Acordaron que para no alejar a su hija, la apoyarían.
Pasó poco tiempo cuando empezó la inestabilidad entre Marina y Oswaldo. Marina se iba por días a vivir con él y regresaba a casa con su papá cuando la golpeaba.
“Mi hija decía que su papá no la quería porque él me hablaba enojado para contarme que la golpeaban. Yo le preguntaba, pero respondía que era mentira, que ese muchacho ya había cambiado. No se sí la tenía amenazada y con miedo”, apuntó.
La violencia contra Marina aumentó luego de que falleció. Su mamá y hermana y hermano decidieron que ella administraría la renta de unos locales de la familia. Además, se quedó a vivir en la casa y con la lancha, mototaxi y una camioneta de fletes. Poco tiempo pasó para que descubrieran que Oswaldo le exigía dinero.
“Marina chocó el auto de Oswaldo y él le dijo que el seguro no se haría responsable, así que inició con la excusa de que tendría que pagar los daños. Fácil le dio 200 mil pesos”, reclamó.
La señora Esperanza explicó que en el 2024 regresó a Hunucmá para fin de año y se percató que Marina le endosó la camioneta a Oswaldo, él se lo exigió por la supuesta deuda del choque. Notó que su hija no tenía ropa en buen estado y que físicamente se había descuidado.
Otra alerta sobre lo que estaba viviendo era que la mantenía aislada. Marina bloqueó a su mamá de redes sociales y le dejó de responder las llamadas.
Una vecina y amiga de Esperanza le confesó que era recurrente escuchar a Marina pidiendo auxilio a gritos cuando peleaba.
“La manipulaba, era un vividor. A mi ya no me hablaba y yo me enteraba de todo por mi amiga, me bloqueaba, pero se que no era ella, era él. Es un golpeador y violador porque sí pedía auxilio es porque algo estaba haciendo”, expuso.
Marina fue víctima de feminicidio un día después de su cumpleaños. La memoria de quien era seguirá intacta para su familia, quienes hoy solo quieren justicia. Su madre insistió en que la recordará como aquella mujer fuerte, que pese a un hijo que cuidaba, logró concluir sus estudios. “Lo llevaba a terapia por las mañana y en la tarde viajaba a estudiar a Mérida”.
Hoy, 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, nos falta Marina.