José Guadalupe Quintal Paredes murió a causa de un traumatismo eléctrico el 18 de julio. Se electrocutó mientras trabajaba para la empresa Perforaciones Peninsulares Especializadas (P.P.E.) y se niegan a hacerse responsables. Chicho, como le apodan sus amistades, es de Chocholá y tenía cuatro hijos, que ahora se quedan sin respaldo económico.
Por Claudia V. Arriaga Durán.
Mérida, Yucatán, 27 de agosto de 2024.- José Guadalupe Quintal Paredes murió a causa de un traumatismo eléctrico el 18 de julio. Se electrocutó mientras trabajaba para la empresa Perforaciones Peninsulares Especializadas (P.P.E.) y se niegan a hacerse responsables. Chicho, como le apodan sus amistades, es de Chocholá y tenía cuatro hijos, que ahora se quedan sin respaldo económico.
Chicho era conocido en su comunidad porque era de los mejores peloteros del equipo de béisbol. Y desde hace cinco años trabajaba perforando pozos. Se supone que además de contar con el equipo de seguridad, también tendría que haber un mapeo previo para asegurarse de no tocar cables de alta tensión u otras instalaciones que pongan en riesgo su integridad.
En el caso de José no ocurrió ninguna de las dos cosas. En consecuencia sufrió una descarga eléctrica que lo dejó sin vida en el mismo lugar.
“No tenía nada de seguridad, ni tapones para los oídos por el ruido, ni el equipo adecuado”, expresó su esposa, Diana González
Al principio la empresa le aseguró que sí tendrían apoyo.
“Dijeron que me apoyarían, más que nada a apoyar para beneficio de mis hijos, después que ya no, que no contara con lo que me dijeron. Por favor, pido que se apiaden de mí”, lamentó.
Diana relató que no es la primera muerte en un accidente de trabajo durante la perforación de un pozo. Hace tres años, un empleado de nombre Sergio murió en el municipio de Valladolid.
Para no cumplir con lo acordado como la indemnización económica, la empresa Perforaciones Peninsulares Especializadas (P.P.E.) se excuso con que Diana los demandó.
Detalló que entre las irregularidades, no acudió el Servicio Médico Forense (Semefo) para levantar el cuerpo. Días después que acudieron al lugar del accidente para despedirse, se percataron de que el pozo fue cubierto como sí nada hubiera pasado.
“La primera viuda firmó papeles que no debía con los que se lavaron las manos. No le dieron nada. Yo no firmé nada. Además, lo que registraban en el seguro de pago no era el sueldo real”, apuntó.
Diana solo quiere justicia para su esposo José y certeza económica para su hija de 11 años y sus tres hijos de 9, 7 y 2 años.
