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Manuel, víctima de un delito de odio por ser de la comunidad LGBTQ+ y trabajador sexual

Manuel es un trabajador sexual que el 15 de junio fue víctima de un delito de odio por ser parte de la comunidad LGBTQ+, a manos de Julio S. y una mujer, que aparentemente es su pareja. El agresor solicitó los servicios sexuales a través del sitio web Mil Eróticos. Acordó pagarle el taxi para que se traslade a su domicilio ubicado en el Encanto en Kanasín. En el sitio intentó golpearlo con un tubo de metal mientras lo insultaba. Por Claudia V. Arriaga Durán.
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Kanasín, Yucatán, 16 de julio de 2024.- Manuel es un trabajador sexual que el 15 de junio fue víctima de un delito de odio por ser parte de la comunidad LGBTQ+,  a manos de Julio S. y una mujer, que aparentemente es su pareja. El agresor solicitó los servicios sexuales a través del sitio web Mil Eróticos. Acordó pagarle el taxi para que se traslade a su domicilio ubicado en el Encanto en Kanasín. En el sitio intentó golpearlo con un tubo de metal mientras lo insultaba..
La agresión fue denunciada en la Fiscalía General del Estado (FGE)  y se inició la carpeta de investigación 2728/2024. Manuel desea que no ocurran más agresiones contra las personas de la comunidad LGBTQ+ y se deje de criminalizar el trabajo sexual, y vulnerar a quienes lo realizan.
Descubrió que no es el único afectado y que hay al menos dos personas más -trabajadores sexuales- a las que Julio S. y su novia agredieron.
“Él me pidió un taxi a su nombre y me envió la ubicación en tiempo real. Al llegar le pedí que salga a pagar, ya que acordamos que el traslado iría por su cuenta. Me pidió entrar a su casa con la promesa de que me regresaría el dinero de inmediato. No acepté y le pedí que salga a pagar”, relató en entrevista Manuel.
Al descender del taxi para buscar el dinero y pagarle al chófer, una pareja salió de una casa y empezaron a gritarle. Nunca pensó que serían las personas que lo contactaron para el servicio.
“Yo no estaba seguro cuál era la casa de Julio, estaba desorientado, entonces, él me gritó y me dijo de manera amenazadora que a quién buscaba”, detalló que al principió pensó que eran personas que le indicarían cuál era la casa.
A gritos y con un semblante de enojo Julio le respondió a Manuel que él era la persona que buscaba. A un lado se encontraba la mujer, presuntamente su novia, quien con su celular estaba grabando la escena.
En la mano, Julio tenía un tubo de fierro con el que amenazaba a Manuel.
“Él saca un tubo de fierro y me grita diciendo que él no ha contactado a nadie, yo me empiezo a echar para atrás y le pedí que se tranquilizara, me empieza a seguir con ese mismo tubo y me dice que me lo iba a reventar, obviamente me asusté, y de manera rápida me subí de nuevo  al taxi para ir de regreso a mi casa”,  relató.
En algún momento pensó que todo era un plan para asaltarlo, pero se frustró porque el chófer de la plataforma Didi se quedó afuera de la casa esperando su paga. Nunca olvidará lo confundido, burlado y vulnerado que se sintió. Esas sensaciones también lo impulsaron a denunciar.
Hay más víctimas de Julio, por miedo y homofobia no denuncian
Asustado, Manuel le escribió a otros amigos que ofrecen sus servicios sexuales en el mismo sitio web. Su objetivo era advertirles de está persona para que no pasen por esa mala experiencia, ni pongan en riesgo su vida e integridad. En ese momento se dio cuenta que no era el único: había dos víctimas.
“Fue exactamente lo mismo y tampoco los asaltó, sólo los cita para gritarles y asustarlos, y que de camino perdamos dinero y tiempo”, comentó con indignación.
Hay un caso en particular que llama la atención de Manuel. A uno de sus amigos continúa acosándolo. Le envía mensajes de odio y amenazas de muerte, aunque lo bloquee, Julio le escribe desde otros teléfonos.
Afirmó que las denuncias son desalentadas por miedo a represalias del agresor. Además para evitar ser revictimizados y discriminados por el personal de la FGE.
Hasta el momento Julio S. no ha golpeado a ninguno de los hombres que contrata para servicios sexuales. Eso no significa que no lo hará o de que ya lo haya hecho.
“No quiero esperar a que pase o que le pase a otros chicos, puede ser todo un daño psicológico para cualquiera y hasta agresión física si alguien siquiera se atreve a defenderse”, apuntó.
Manuel intentó contactar al sitio web Miles Erótico para averiguar si existía algún protocolo contra la violencia de clientes a las personas que ofrecen sus servicios. Al menos, para saber si era posible dar de baja al cliente. La respuesta fue negativa. El portal web no se hace responsable por  los delitos en contra de los usuarios.
Desde el 2017 según datos de la plataforma Visible, que documenta agresiones contra la comunidad LGBTQ+, en Yucatán se han registrado 59 delitos en contra de personas que asumen su orientación sexual como parte de la diversidad.  En este 2024, van tres casos.